Uno de mis ingredientes favoritos son las setas de cualquier variedad comestible. En esta ocasión, las presento en una receta, al parecer proveniente de Italia, en las que con otros ingredientes muy fáciles de tener en casa, como la patata, la cebolla y la leche, se resumen en un plato muy sabroso y contundente. Se pueden hacer pasteles pequeños, en una bandeja de magdalenas, por ejemplo, y servir como guarnición a platos de carne o pescado. Y, por supuesto, se puede utilizar cualquier tipo de setas que tengamos a nuestro alcance.
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Ingredientes:
- 200 gr. de setas
- 1 cebolla mediana o 1/2 grande
- 200 cl. de leche
- 2 patatas medianas
- Sal y pimienta al gusto
- 2 cucharadas de aceite de oliva
Preparación:
Limpiar y cortar las setas y rehogarlas en una sartén con las 2 cucharadas de aceite. Añadir un poco de sal y pimienta y cocinarlas unos 10 minutos a fuego suave.
Pelar y cortar la cebolla a láminas finas y añadirla a las setas. Cocinar a fuego suave unos 15 minutos.
Mientras tanto pelar, lavar y cortar las patatas a láminas lo más finas posible. Se puede utilizar un robot de cocina o una mandolina; en este caso, están cortadas con cuchillo. Salpimentar las patatas al gusto.
Cuando la mezcla de setas y cebolla ya esté tierna, se apaga e fuego y se deja enfriar un poco.
En un molde o recipiente hondo, apto para el horno, se van superponiendo capas de patata y cebolla, hasta llegar arriba del mismo. La última capa debe ser de patata (si se quiere se puede poner por encima un poco de queso rallado).
Verter la leche sobre el molde y moverlo muy ligeramente para que el líquido rellene todos los huecos.
Cocinar en el horno a 180ºC unos 60 minutos, o hasta que se haya evaporado el líquido y las patatas estén doradas. Después de sacar del horno, es conveniente dejar reposar la preparación unos minutos.