Con este mes de junio tan lluvioso y frío, ayer tocó comer potaje. En este caso, con sobras que tenía en la nevera. Un poco de sofrito de tomate, medio puerro, un caldo de pollo (con trozos de pollo), garbanzos cocidos y unas tiras de repollo salteadas. Para darle un toque especiado, añadí un poco de romero y media guindilla. En unos 15 minutos, conseguí un plato reconfortante y bien caliente. A veces, con mirar lo que hay en la nevera, y con un poco de imaginación, se alegra uno el día.
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